miércoles, 8 de marzo de 2017

Necrópolis de las Aguilillas


En enero de 1991, el vecino de Ardales, D. Francisco Marín Muñoz, pastor en la zona de «Las Aguilillas», convenció a Pedro Cantalejo y María del Mar Espejo de que fuesen a ver unos nidos de ametralladora de la Guerra Civil. Cuando se las mostró a los estos arqueólogos comprobaron que eran estructuras prehistóricas. Quedó patente la existencia de estructuras de la Guerra Civil y el aprovechamiento como refugio de varias cuevas artificiales de época prehistórica.

Las excavaciones se desarrollaron en 1994 por un equipo arqueológico conformado por José Ramos, Ángel Recio, Emilio Martín, María del Mar Espejo, Pedro Cantalejo... entre otros, contó con el apoyo financiero del Ayuntamiento de Ardales, la Escuela Taller Parque Ardales, la Diputación de Málaga y la tutela de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Los resultados arqueológicos y antropológicos fueron publicados en varios congresos nacionales y en la Revista de Arqueología.

Se trata de una necrópolis en cuevas artificiales en la que se han documentado una serie de 7 estructuras funerarias labradas en las areniscas miocénicas del Cerro de las Aguilillas que le da nombre, con una cota máxima de 503 m.s.n.m.. Las cuevas artificiales que conforman esta necrópolis han sido encuadradas cronológicamente hacia un Calcolítico final y Bronce inicial. Están dispuestas en cuatro sectores diferenciados.

Entrada a la necropólis






En la actualidad el cerro está repoblado de pino carrasco (Pinus Halepensis).




El cerro de las Aguilillas está situado entre el Guadalteba y el Turón. Afloró hace unos 25 millones de años  y, en la actualidad, tiene una altura media de 500 m sobre el nivel del mar.  La situación privilegiada del enclave, sobre los valles, le confiere un valor estratégico que no escapó a las sociedades  prehistóricas.




Estos valles y montañas estuvieron ocupados desde el Paleolítico, como demuestran las numerosas herramientas de caza abandonadas en las orillas de los ríos y las extraordinarias pinturas y grabados conservados en la Cueva de Ardales. Hace más de siete mil años, las primeras tribus pastoras y agricultoras se asentaron por estos valles, ocupando los territorios fértiles y los pastos de montaña de la Comarca del Guadalteba.

Con el paso del tiempo este territorio se fue constituyendo como un lugar de paso entre los llanos de Antequera y la Serranía de Ronda, entre el litoral del Mediterráneo y el valle del Guadalquivir. Las poblaciones, que vivían en este enclave, ya conocían el metal y habían desarrollado una economía que explotaba la tierra y criaba animales.

Esta incipiente sociedad de clases es la que construyó las tumbas en Las Aguilillas, una serie de panteones familiares agrupados que se convirtió en una gran necrópolis. Una aldea de los muertos en un lugar centralizado, cercano a sus hábitats  y  poblados. Estas tumbas se excavaron en la roca hace 4.000 años, aproximadamente.




Hace más de cuarenta siglos, con un clima parecido al nuestro, los habitantes de la Comarca del Guadalteba desarrollaron una economía basada en el pastoreo de cabras y en una agricultura de subsistencia que sembraba trigo, cebada, habas, guisantes y poco más. Las tribus disponían también de algunos cerdos, bueyes y caballos. No habían abandonado la caza, sobre todo de cabras monteses, conejos y liebres. En las aldeas, con cabañas semicirculares, eran frecuentes los perros, aprovechados como animales de compañía, vigilancia y ayudantes de la caza. Las actividades cotidianas incluían la recolección de miel, de colorantes minerales, de rocas de sílex para fabricar herramientas cortantes, madera para mangos y muebles, se recogía la sal de las Lagunas de Campillos/Fuente de Piedra, para la conservación de alimentos. La fabricación de cerámica también llenaba de ocupaciones los días. De vez en cuando, los primeros comerciantes recorrían los valles con los novedosos objetos de metal, abriendo rutas de intercambios entre el Guadalquivir y la costa del Mediterráneo.  Estamos en la Edad del Bronce.




En la zona de confluencia de los tres valles (Guadalteba, Guadalhorce y Turón), las poblaciones prehistóricas trataron de controlar estratégicamente el territorio desde finales del Neolítico (hace unos seis mil años). Las pequeñas aldeas, dispersas junto a la orilla de los ríos y arroyos, van dando paso a grandes poblados que llegaron a fortificarse. Dos de los principales poblados prehistóricos se situaron frente a la necrópolis de las Aguilillas. Uno, en el Espolón del Guadalhorce, tuvo su origen hace cinco mil años, construyéndose una muralla perimetral al final de su vida útil, pero, hace unos cuatro mil años, se abandona.

El otro gran poblado, situado en el Cerro del Castillón, en la encrucijada de los ríos, se construye ya fortificado, quizás por los habitantes del Espolón tras su abandono. Este núcleo funciona desde hace cuatro mil años y controló  la unión de los ríos hasta época romana.

Aunque se han detectado más aldeas en el actual entorno de los embalses, probablemente relacionadas también con las Aguilillas, la entidad de estos dos poblados los implica, directamente, en la construcción y uso de la necrópolis.



El ritual que se practicó incluía el depósito de restos óseos humanos en las cámaras y nichos, acompañados de numerosos ajuares funerarios, consistentes en la inclusión de vasos cerámicos y herramientas de sílex. Nunca se enterró un cadáver, sino sólo sus huesos. Lo que supone que, en la práctica debieron existir necrópolis de primera inhumación, asociadas a las aldeas que recibirían los cadáveres tras su muerte, y que estas tumbas de las Aguilillas eran usadas como panteones colectivos de los distintos grupos tribales acantonados en los valles del Gauadalteba y el Turón.

Entre los restos arqueológicos estudiados destacan un betilo de piedra, amuleto en foma de huevo gigante, claramente relacionado con la fertilidad, la sexualidad y el renacimiento. En este caso su localización en la necrópolis responde a la creencia en la otra vida.

Materiales antropológicos y arqueológicos.




Los paneles actuales fueron instalados por el Consorcio Guadalteba en 2009, dentro del programa Red Patrimonio Guadalteba, los textos y las imágenes son de Pedro Cantalejo y el diseño de Antonio Aranda.

Comenzamos con el primer grupo de tumbas, dos en el piso inferior y otra doble en el superior. Las tumbas situadas en este primer sector fueron revueltas, en parte, durante la Guerra Civil española, usadas como refugio de las tropas republicanas. Sin embargo, no supuso un saqueo arqueológico, pues durante las excavaciones se recuperaron centenares de objetos prehistóricos y en muchos sectores (corredores, antecámara y nichos) los estratos no habían  sido alterados.




Este grupo de tres tumbas conforman un conjunto de gran interés arquitectónico. En los tres casos, la arenisca fue horadada con picos de piedra, de los que se pudieron estudiar más de doscientos. Con estas herramientas de canteros, recuperadas en los entornos de las tumbas, se realizaron todas las estructuras de la necrópolis. En dos de estas tumbas son muy evidentes los corredores de acceso y el empleo de losas de cierre de las que han quedado las ranuras de apoyo.




La tumba de la izquierda conserva un corredor y tuvo una pequeña antecámara, cubierta con losas dispuestas en aproximación de hiladas y una cámara circular carente de nichos.  




En la zona inferior de la fotografía se observa un canalillo, ahora cubierto de arena, que tuvo la función de drenar las aguas de lluvia.







En el suelo se observa una ranura para encajar una gran losa.




En una de las paredes podemos ver un antropomorfo grabado con buril fino. En las tumbas de las Aguilillas se han conservado vestigios considerados formas de expresión artística. Entre ellos destacan los motivos grabados pertenecientes al denominado Arte Esquemático. El arte rupestre el uso social del espacio, convirtiendo las tumbas en edificios vinculados con las tradiciones y creencias de los antepasados.




También esta figura.




Planta y alzado de la tumba (extraído del cartel que hay en la necrópolis)




La tumba de la derecha tuvo corredor, un nicho en la antecámara, en su origen cubierto por losas conformando una falsa cúpula y una gran cámara central, con dos nichos laterales.







Nicho u hornacina en la antecámara













En la pared de esta tumba se puede ver la figura de un antropomorfo grabado con cincel.




Agrupados en la zona de entrada de esta tumba se hallaron más de doscientos picos de canteros 




Planta y alzado de la tumba




Y ahora vamos a la tumba del piso superior.




Esta tumba ha llegado a nosotros incompleta o, sencillamente, no se terminó de construir. Actualmente presenta los restos de una cámara y dos nichos.




En el suelo podemos ver una cazoleta con canal de desague.




En la pared de la derecha existía el grabado de una figura antropomorfa pero desapareció en el verano de 2000 a causa del fuego, aunque ha podido ser reproducido gracias a las fotografías realizadas durante las campañas de excavaciones.




Planta y alzado de la tumba




Unos 50 metros al E se encuentra la tumba 4.







Dentro de las variables tipológicas estudiadas en las Aguilillas, la tumba 4 puede considerarse una construcción semirupestre, dado que, con toda probabilidad, se excavó sin corredor y con una planta ovalada que contenía la antecámara y la cámara separadas por un tabique. Los restos de un pilar apoyaría la idea de que se culminó con una cubierta apoyada en postes de madera que han dejado sus hoyos alrededor de la tumba. Su aspecto final seria parecido a una cabaña o un túmulo.

El proceso de excavación ofreció como resultado la aparición de un único enterramiento, localizado en la cámara, en mal estado de conservación. El ajuar consistía en algunos fragmentos de cerámica, y algunas piezas de silex, entre las que destaca una punta de flecha sin usar.

El esfuerzo de construcción y el hecho de haber sido ocupada por un solo individuo, avalaría la hipótesis de que se concibiera como sepulcro colectivo y que se abandonara tras la primera deposición, quizás por derrumbe de la parte efímera de la estructura.






Planta y alzado de la tumba



El aspecto que pudo tener la tumba inicialmente.




Caminamos por la loma del cerro en dirección sur







Llegamos a la tumba 5.







Su excavación y estudio supuso el análisis de la estructura arquitectónica más interesante del conjunto. Realmente la composición conceptual es parecida a la mayoría, ya que presenta corredor y un ensanche a modo de antecámara. Siendo la cámara principal, de mayor tamaño, y un nicho de menor tamaño, dispuestos de forma lineal. 






Respecto al hecho de que se cubra con grandes losas, se valoran dos hipótesis:

- La primera supone el hecho de que los constructores tuvieron un problema de hundimiento en la zona de confluencia entre el corredor y la cámara principal, que solucionaron con muros de contención y dos losas. A partir de este incidente, los constructores deciden cubrir toda la cámara y el nicho con las grandes losas.

- La segunda, plantea la idea de que fuese construida directamente con modelos arquitectónicos megalíticos, aunque siguiendo un proceso local de excavación de las cámaras. La estructura funeraria resultante, se cubrió con un túmulo. La arquitectura emplea recursos tanto del megalitismo dolménico, como de las estructuras negativas, talladas en las rocas conocidas como "cuevas artificiales". Un híbrido de gran interés patrimonial.










La segunda hipótesis plantea la relación de esta necrópolis con el fenómeno dolménico, tan patente en la zona de Antequera. Los modelos megalíticos habrían calado en estas poblaciones pese a las diferencias en sus estructuras económicas. Ya que estas son comunidades de sierras con una base agraria escasa que no producirían grandes excedentes económicos. Mientras que, su relación con las economías pastoriles presentes en estas montañas, parecerían más lógicas, pero las modas se aplicarían a través de la utilización de elementos parciales arquitectónicos como el empleo de grandes losas.

De esta misma época de constructores de tumbas son los dólmenes de Menga, Viera y Romeral.




Planta, alzado y sección de la tumba




Unos 70 metros al SW llegamos al último conjunto, las tumbas 6 y 7. El amplio territorio que se abre desde las dos tumbas, prácticamente todo el valle del Turón, desde el norte, relaciona estas construcciones con las campiñas productoras de cereales desde el Neolítico.




Estas tumbas ofrecieron, por cantidad y calidad, la información mas abundante e interesante sobre los rituales de los enterramientos que se practicaron en esta necrópolis. El hecho de no haber sido afectadas durante la guerra civil, la convirtieron en las únicas que mantuvieron el depósito funerario prácticamente intacto, por lo que se pudo reconstruir los rituales de enterramientos con mayor precisión. El centro de las cámaras contenía numerosos fragmentos líticos tallados, así como gran cantidad de huesos fragmentados, sobre todo de fauna, también, algunos vasos cerámicos rotos. Junto a las paredes aparecieron cráneos y cuencos completos y contiguos a ellos, objetos considerados de adorno o prestigio, como cuentas de collar fabricadas en conchas marinas, amuletos en piedra, grandes cuchillos en silex y los únicos objetos metálicos aparecidos en la necrópolis. Los interiores de los nichos que conservaban niveles arqueológicos, permitieron documentar depósitos funerarios que contenían un varón y una mujer, en cada uno de los casos, salvo en uno de ellos donde además había restos óseos de un individuo infantil (sin precisar su sexo).

Las dos estructuras, asociadas por proximidad, presentan un modelo parecido, carentes de corredores, con una reducida antecámara y una cámara central o principal, en la que se excavaron tres y dos nichos, respectivamente.

La variable del modelo constructivo, sin corredores, no debe suponer, a priori, una variante entre los conceptos sociales y económicos de sus usuarios, ya que el reparto o funcionalidad de las estancias interiores, responde a un único modelo, común al resto de enterramientos de las Aguilillas.




En la tumba seis se conservan tres nichos situados en un plano elevado con respecto al piso de la cámara principal.










Planta y alzado de la tumba 6




En la tumba siete, de menores dimensiones, se conservó in situ una gran losa que cerraba uno de los nichos, en cuyo interior se conservaba un enterramiento infantil asociado a una pareja de adultos. Entre la cámara y el exterior, existe un escalón de piedra.











Planta y alzado de la tumba 7




De las investigaciones arqueológicas y antropológicas se deducen los siguientes datos científicos:

- Se han documentado restos de una cincuentena de personas (repartido en porcentajes parecidos, hombre y mujeres). La edad mas frecuente de muerte es alrededor de los 40 años. Aunque hay mas de doce con edad inferior a los 15 años.

- Todos los enterramientos estudiados son en segunda deposición. Las Aguilillas fueron una serie de panteones con osarios. En las poblaciones que usan la necrópolis se documentan dos grupos raciales. Uno de ellos pudiera provenir de ramas centroeuropeas, el otro, probablemente procedan de poblaciones mas autóctonas. Los enterramientos de ambos grupos están mezclados.

De todos los estudios y análisis realizados se desprende que la necrópolis fue construida y usada durante casi dos siglos, entre 3.900 y 4.100 años antes del presente.


Vamos al último de los hitos de este lugar, pero de época mas reciente.




Durante el otoño/invierno de 1936, las tropas nacionales sitian la provincia de Málaga y se establecen en la población de Peñarrubia, desde allí, intentan la toma del pantano del Chorro y del pueblo de Ardales. Un destacamento del ejército republicano, desde este Cerro de las Aguilillas, organiza la defensa del frente. El grupo, a cargo de un capitán, se atrinchera en el entorno de las tumbas prehistóricas, aprovechándolas, en algunos casos, como refugios o nidos de ametralladoras.

El empuje de la ofensiva contra Málaga llega a su punto más beligerante a finales del mes de enero de 1937. En la ofensiva contra el pantano de El Chorro, la batalla se cobra cinco militares republicanos. A partir de este momento, la tropa republicana se repliega al pueblo de Ardales y abandona el Cerro de las Aguilillas.

Trincheras




Durante las excavaciones arqueológicas desarrolladas en 1994, se encontraron algunos objetos pertenecientes a los soldados republicanos. Son recuerdos para olvidar. Sin embargo, sirven para reflexionar sobre la vida y la muerte en todas las épocas de la humanidad, hace cinco mil años o hace casi ochenta.



Y eso es todo


  • Fuentes consultadas: Paneles informativos distribuidos por la Necrópolis.

2 comentarios :

  1. Los paneles actuales fueron instalados por el Consorcio Guadalteba en 2009, dentro del programa Red Patrimonio Guadalteba, los textos y las imágenes son de Pedro Cantalejo y el diseño de Antonio Aranda.
    El descubrimiento de la Necrópolis se realizó a instancia del pastor Francisco Marín que había convencido a Pedro Cantalejo y María del Mar Espejo de que fuesen a ver unos nidos de ametralladora de la Guerra Civil. Cuando se las mostró comprobaron que eran estructuras prehistóricas. Las excavaciones, realizadas por el equipo conformado por José Ramos, Ángel Recio, Emilio Martín, María del Mar Espejo, Pedro Cantalejo... entre otros, contó con el apoyo financiero del Ayuntamiento de Ardales, la Escuela Taller Parque Ardales, la Diputación de Málaga y la tutela de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Los resultados arqueológicos y antropológicos fueron publicados en varios congresos nacionales y en la Revista de Arqueología.

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  2. Ayer día 27 de febrero 2022 visitamos la necrópolis de las aguilillas, es una maravilla lo allí encintado, está muy bien todas las explicaciones que hay en los paneles informativos. Pero, primero nos parece inaudito que no haya ninguna persona controlando la entrada, ni nadie vigilando en todo el recinto, lógico haya expolios. La señalización del recorrido no está clara, junto a cada panel debería haber una flecha de la dirección para ir al siguiente.

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Lothar Bergmann

Lothar Bergman, descubridor del Arte Sureño. Otros lo siguieron pero a el se lo debemos todo.

https://www.prehistoriadelsur.com/2013/12/lothar-bergmann.html