La Laja de los Hierros data de la Edad del Bronce y está situada en el término municipal de Alcalá de los Gazules.
A principios del siglo XX Juan Cabré, Comisario de Exploraciones y Correspondiente de la Real Academia de la Historia, junto a Eduardo Hernández Pacheco, jefe de trabajos de la Comisión y Catedrático de Geología de la Universidad de Madrid, publicaron un documento llamado "Avance al Estudio de las Pinturas Prehistóricas del Extremo Sur de España (Laguna de la Janda)". En la zona explorada descubrieron cavernas, abrigos y rocas, con gran número de pinturas y grabados. Los lugareños le hablaron de una peña llamada Laja de los Hierros, considerada como un registro de las marcas con que los ganaderos acostumbran señalar a sus reses:
"AI Norte de la depresión del Barbate, hacia Alcalá de los Gazules, en la linde del término municipal de esta villa con el de Medinasidonia, encuéntrase una extensa peña al nivel del suelo, conocida en toda la comarca con el nombre de Laja de los Hierros, por suponer, que era un registro ó archivo de los hierros con que los ganaderos del país señalan a los toros y caballos de sus ganaderías, empleando al efecto un hierro candente de forma especial y propia por cada ganadero y más ó menos parecidos á algunos de los signos grabados en la piedra.
A principios del siglo XX Juan Cabré, Comisario de Exploraciones y Correspondiente de la Real Academia de la Historia, junto a Eduardo Hernández Pacheco, jefe de trabajos de la Comisión y Catedrático de Geología de la Universidad de Madrid, publicaron un documento llamado "Avance al Estudio de las Pinturas Prehistóricas del Extremo Sur de España (Laguna de la Janda)". En la zona explorada descubrieron cavernas, abrigos y rocas, con gran número de pinturas y grabados. Los lugareños le hablaron de una peña llamada Laja de los Hierros, considerada como un registro de las marcas con que los ganaderos acostumbran señalar a sus reses:
"AI Norte de la depresión del Barbate, hacia Alcalá de los Gazules, en la linde del término municipal de esta villa con el de Medinasidonia, encuéntrase una extensa peña al nivel del suelo, conocida en toda la comarca con el nombre de Laja de los Hierros, por suponer, que era un registro ó archivo de los hierros con que los ganaderos del país señalan a los toros y caballos de sus ganaderías, empleando al efecto un hierro candente de forma especial y propia por cada ganadero y más ó menos parecidos á algunos de los signos grabados en la piedra.
Tiene la Laja dos partes: una inferior, casi horizontal, y otra algo más elevada ligeramente inclinada sobre la anterior. Su extensión superficial viene a ser en total de unos 50 metros de lado, y toda ella está cuajada de grabado"
Se comprende que el pueblo que grabó la piedra tenía en mucha estima este monumento y cuidó esmeradamente de su conservación, labrando un conjunto de surcos con el fin de encauzar las aguas llovedizas, y que éstas, al resbalar sobre la piedra, no erosionasen los signos grabados. Además, en la línea media de la Laja están tallados escalones con el fin de que, subiendo por ellos, no se pisen los signos, y puedan verse éstos sin necesidad de andar sobre las figuras. Todo esto son indicios del respeto que les infundía la composición grabada."
Juan Cabré y Eduardo Hernández-Pacheco (1 de abril de 1914)
Laja de los Hierros
Croquis de los principales signos grabados en la Laja de los Hierros (dibujo de J. Cabré).
Para Juan Cabré y Eduardo Hernández-Pacheco, la mayor parte de los signos eran de un tipo completamante nuevo en el sur de España. Dicen que "si se compara la Laja de los Hierros con los signos publicados por Sir Arthur Evans en su obra titulada Scripta Minoa reconoceremos que el pueblo minoano que grabó las tabletas en barro cocido que reproduce Evans, es el mismo que grabó en la Laja de los Hierros. Vemos, por lo tanto, manifestaciones de una raza procedente de las regiones del Mediterráneo oriental."
Cliché de J. Cabré de la Laja de los Hierros, hace unos 100 años.
Llevaba mucho tiempo queriendo conocer la Laja de los Hierros, así que José Manuel Amarillo y yo fuimos a verla. El árbol que hay en primer plano aun no había crecido cuando J. Cabré hizo la foto.
La tierra desprendida se desliza por la superficie de la laja, sobre todo por su mitad derecha donde, según Cabré, se encuentran la mayor parte de los grabados.
En la mitad izquierda de la laja, donde parece que la arenisca es algo mas dura y también llega menos el barro arrastrado por la lluvia, se pueden ver con cierta dificultad algunos grabados.
A todo esto se le une los efectos antrópicos causados por los vándalos. Aquí estuvo una tal "MARTA", perteneciente a una especie menos evolucionada que los que hicieron los grabados.
MIGUEL
Y
ANA Dos de la misma especie que la anterior.
Escribe J. Cabré en su publicación: "Se comprende que el pueblo que grabó la piedra tenía en mucha estima este monumento y cuidó esmeradamente de su conservación, labrando un conjunto de surcos con el fin de encauzar las aguas llovedizas, y que éstas, al resbalar sobre la piedra, no erosionasen los signos grabados. ..."
Y también añade J. Cabré: "Además, en la línea media de la Laja están tallados escalones con el fin de que, subiendo por ellos, no se pisen los signos, y puedan verse éstos sin necesidad de andar sobre las figuras. Todo esto son indicios del respeto que les infundía la composición grabada."
Para otras cosas hay mas interés y dinero. Una de las miles de tumbas antropomorfas.
Una de las tabletas de la civilización minoica (Creta), considerada "el primer eslabón de la cadena europea".
Cliché de J. Cabré de la Laja de los Hierros, hace unos 100 años.
Llevaba mucho tiempo queriendo conocer la Laja de los Hierros, así que José Manuel Amarillo y yo fuimos a verla. El árbol que hay en primer plano aun no había crecido cuando J. Cabré hizo la foto.
Nada mas acercarnos a la Laja, pudimos comprobar el penoso estado en que se encuentra.
Líquenes, musgos e hierbas se distribuyen por toda su superficie.
Todo ello va ocultando y deteriorando los grabados.
Pero hay mas amenazas. La laja está formada por una arenisca muy blanda.
Hay zonas donde la piedra se está destruyendo.
Aquí se puede ver un grabado que aun sobrevive entre tanta destrucción.
Marcas de las pezuñas de los animales.
Rayaduras producidas posiblemente por las pezuñas de animales al deslizarse o resbalar sobre la piedra.
En la parte superior derecha de la Laja, la tierra se va desprendiendo principalmente por la acción de las lluvias.
La tierra desprendida se desliza por la superficie de la laja, sobre todo por su mitad derecha donde, según Cabré, se encuentran la mayor parte de los grabados.
Los grabados van quedando cubiertos por una capa de barro.
En la mitad izquierda de la laja, donde parece que la arenisca es algo mas dura y también llega menos el barro arrastrado por la lluvia, se pueden ver con cierta dificultad algunos grabados.
Este es el único grabado que se percibe mas facilmente.
Otro grabado cercano al anterior
Desgraciadamente creo que en la laja no hay mas grabados visibles que los que ilustran este artículo.
A todo esto se le une los efectos antrópicos causados por los vándalos. Aquí estuvo una tal "MARTA", perteneciente a una especie menos evolucionada que los que hicieron los grabados.
MIGUEL
Y
ANA Dos de la misma especie que la anterior.
Y hay mas
Escribe J. Cabré en su publicación: "Se comprende que el pueblo que grabó la piedra tenía en mucha estima este monumento y cuidó esmeradamente de su conservación, labrando un conjunto de surcos con el fin de encauzar las aguas llovedizas, y que éstas, al resbalar sobre la piedra, no erosionasen los signos grabados. ..."
Y también añade J. Cabré: "Además, en la línea media de la Laja están tallados escalones con el fin de que, subiendo por ellos, no se pisen los signos, y puedan verse éstos sin necesidad de andar sobre las figuras. Todo esto son indicios del respeto que les infundía la composición grabada."
La Laja de los Hierros, de la Edad del Bronce, está catalogada como monumento BIC (Bien de Interés Cultural), figura jurídica de protección del patrimonio histórico español. La mayor parte de los grabados están perdidos o destruidos y son irrecuperables, pero aun se puede intentar conservar y recuperar una parte de ellos. Sería necesario colocar en la parte superior un muro que detenga la caída del barro, rodear su perímetro con alguna valla para impedir el acceso de animales, limpiar toda su superficie de líquenes, musgos y tierra y la instalación de un techado.
Lugares como estos, con tal abundancia de petroglifos existen muy pocos, pero la desidia y el poco interés de la administración la han condenado a desaparecer. Solo tenemos que ver los grafittis realizados por vándalos en cuevas con arte rupestre de hasta 20.000 años de antiguedad.
Lugares como estos, con tal abundancia de petroglifos existen muy pocos, pero la desidia y el poco interés de la administración la han condenado a desaparecer. Solo tenemos que ver los grafittis realizados por vándalos en cuevas con arte rupestre de hasta 20.000 años de antiguedad.
Para otras cosas hay mas interés y dinero. Una de las miles de tumbas antropomorfas.
Fuentes consultadas:
- "Trabajos de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas: Avance al Estudio de las Pinturas Rupestres del Extremo Sur de España (Laguna de la Janda)", por Juan Cabré y Eduardo Hernández-Pacheco, publicado en abril de 1914.
- IAPH
- Wikipedia
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