martes, 11 de octubre de 2022

Carteia, puerto púnico y ciudad romana


En el s. VII a.C. los fenicios, en el desarrollo de su importante y civilizadora actividad comercial, se establecieron en el Cerro del Prado, a unos 2 km. al noroeste de Carteia. En el s. IV a.C., sus descendientes, los cartagineses o púnicos, fundaron lo que hoy conocemos como Carteia. Eligieron para la nueva ciudad un promontorio más cercano a la desembocadura del rio Guadarranque, con una magnífica situación de control sobre el Estrecho de Gibraltar y de abrigo en el interior de la bahía de Algecíras.

Cuando Roma vence a Cartago en las Guerras Púnicas, s. III a.C., los romanos se establecieron ampliando notablemente la ciudad y llevando a cabo un proceso de monumentalización de la misma. La población nacida de ella, hijos de hispanas y soldados romanos, no eran reconocidos por Roma como ciudadanos. Carteia envió una comisión a la propia ciudad, solicitando solución a este problema y consiguiendo del Senado la concesión del título de Colonia Libertinorum en el año 171 a.C., convirtiéndose así en la primera colonia romana fuera de Italia. La ciudad se vio envuelta en conflictos internos como el que enfrentó a César con Pompeyo a finales del s. I a.C. Los habitantes de Carteia apoyaron a este último, el perdedor de la guerra, por lo que sufrieron las consecuencias.

A partir del s. VI d.C. serán los visigodos quienes se instalen en la ciudad volviendo a modificar su estructura. En la actualidad conocemos su uso como necrópolis. Las tropas árabes hacen acto de presencia en la zona a comienzos del s. VIII y desde aquí se iniciará la conquista del Al-Andalus. Gracias a textos musulmanes sabemos que adaptaron uno de los edificios religiosos existentes en Carteia y lo convirtieron en mezquita. Posteriormente, con la llegada de los ejércitos meriníes procedentes del norte de África (s. XIII), próximo a la ciudad de Carteia se construyó un recinto llamado Hisn Quartayana, hoy Torre Cartagena.


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Lo primero que vemos al entrar en el recinto es el edificio termal. Se trata de una construcción de gran envergadura y debió estar en uso desde el s. I hasta el s. IV d.C. Disponía de todas las dependencias de unas termas: caldaríum o estancia de baño caliente; tepidarium o estancia templada; frigidarium o estancia fria, y apodyterium o zona de vestuarios. Contaba además con una palestra para realizar ejercicios gimnásticos, provista de natatio (piscina al aire libre) y con una letrina. Se trataba, por tanto, de un edificio complejo, no sólo destinado al baño. En los siglos VI y VII d.C se empleó el espacio como necrópolis. En el mismo lugar, restos de otro edificio de planta absidal apuntan a la existencia de una basílica tardorromana.

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Aquí vemos las termas desde el lado opuesto.

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A escasos metros de la termas podemos ver restos de columnas y cornisas que pertenecían al foro de la ciudad.

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En la piedra del centro se puede apreciar tallada la cabeza de un toro.

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Nos trasladamos hacia la zona donde estuvo ubicado el circo romano.

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 Aquí se ven los huecos que quedaban bajo las gradas del circo.

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Nos desplazamos un poco y llegamos a un punto desde el que se puede ver toda la zona donde estuvo la "pista" del circo.

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Al otro lado del circo, a escasos metros, se encuentra lo poco que queda del Teatro romano.

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Lo rodeamos para trasladarnos a la zona superior y poder verlo mejor.

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Parcialmente excavado, del teatro romano se conserva parte del edificio escénico y del graderío, el cual se asienta sobre el terreno natural, salvo en la summa cavea (espacio de la grada destinada a la plebe). Estructuralmente es muy similar al de Mérida, con un diámetro de la cavea de 78 m y 2.500 m2 de superficie de graderío. Su aforo estimado era de 5.200 personas y es el más grande de Andalucía visible en su totalidad.

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Al otro lado tenemos la ruinas del scaenae frons (frente escénico, fondo arquitectónico del escenario) que se articulaba en dos pisos y servía de fondo de las obras teatrales.

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Nos trasladamos a otro lugar del recinto arqueológico y pasamos junto a una pequeña tumba que ha sido trasladada aquí desde el exterior de la ciudad romana. En Carteia, como en el resto de las ciudades romanas, las necrópolis (ciudad de los muertos) se situaban al exterior del recinto amurallado junto a las vías de entrada y salida a la ciudad. De las de Carteia sabemos poco. En 2008, en terrenos de Cepsa, se pudo excavar un conjunto de 23 enterramientos entre los que destaca por su conservación el que aquí se presenta.

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Se trata de una cupa (barril, tonel) realizada con mampostería revestida y enlucida con una fina capa de mortero de cal y con una banda pintada en rojo. Presenta una mensa (mesa de ofrendas) en uno de sus laterales y otra en la parte superior. La estructura cubría y señalizaba la ubicación del enterramiento de un niño de dos años cuyo cuerpo fue colocado en el interior de un sarcófago de plomo depositado en un receptáculo de ladrillos. Algunos elementos de ajuar dispuestos sobre el sarcófago permiten fijar la fecha del enterramiento en el siglo II n.e. Este tipo de enterramientos, ampliamente difundido, fue utilizado durante los siglos ll-IV sobre todo por las clases sociales más humildes.

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Llegamos a la parte de la ciudad que se monumentalizó, durante el mandato del emperador Augusto . (27 a.C. - 14 d.C).

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A la derecha vemos lo que era un gran edificio de época Augustea (siglo I d.C.), situado junto a la escalinata monumental  que da acceso a la plataforma superior. Está construido con grandes sillares de calcarenita fosilífera, conocida popularmente cómo 'roca ostionera' y con lajas de piedra caliza unidas con argamasa. La robustez y la calidad constructiva de sus gruesos muros, parecen evidenciar la existencia de una segunda planta, que se prolongaría a la terraza superior. 

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Simulación del edificio augusteo junto a la escalinata.

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A la derecha de la escalera, en cuyo tramo medio se asentaba una gran puerta doble, se disponen varias estancias a modo de las características tiendas o tabernae, que se abren a una calle que provenía de la parte baja de la ciudad.

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Subimos a la plataforma superior por la escalinata monumental.

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En la plataforma superior del la zona monumental se encuentra el foro romano, presidido por un templo y edificios públicos con funciones administrativas.

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Asentado sobre antiguas construcciones religiosas de época púnica, se levantaba un gran templo, el monumento republicano más antiguo documentado en este lugar (s. II a.C.) que tenía una superficie de 24 x 18 m. El templo se alzaba sobre un podium de 1,90 m de altura. A el se accedía por una escalinata frontal enmarcada por dos cuerpos laterales que remataban la fachada.

Se trataba de un templo posiblemente hexástilo (con seis columnas en el frente), del tipo perípteros sine posticum, es decir, rodeado de columnas salvo en el lado trasero. Sobre el podium se levantaba la sala central o cella única, que albergaba la estatua de la divinidad, cuya identidad por el momento se desconoce.

A finales del s. I a.C se remodeló toda su fachada de acceso y se le adosaron nuevas construcciones, lo que tuvo que suponer el fin de su uso como edificio religioso.

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El templo romano está rodeado por tumbas de época visigoda, conservando el uso del espacio como lugar sagrado.

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La necrópolis tardorromana de Carteia nos evidencia la importancia de la ciudad en la antigüedad tardía. Las sepulturas, para cuya fabricación se reutilizaron elementos arquitectónicos de construcciones anteriores, se concentran en torno al templo, lo que confirma una costumbre mediterránea en relación con la continuidad, en el mismo lugar, de los recintos de culto. Los enterramientos corresponden en su mayoría a adultos de sexo masculino. Los ajuares de las tumbas están compuestos por los característicos jarritos de una sola asa, de tipo visigodo, lo que hizo pensar en su pertenencia a este período cultural. La necrópolis se ha datado entre finales del s. VI y principios del s. VII d.C, intervalo que coincide con el de la presencia bizantina en las costas de la Bética.

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A mediados del siglo XVIII, sobre los restos de la necrópolis y antiguas edificaciones romanas, se construye el Cortijo del Rocadillo, que estará en funcionamiento hasta mediados del siglo XX, del cual se conserva el pozo y el pavimento de la zona de estancia de los trabajadores.

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Pozo del Cortijo del Rocadillo (s. XVIII - XX).

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Vamos rodeando el foro romano y los restos de las construcciones.

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Aquí vemos una piscina o aljibe con dos escaleras de acceso en cada extremo. Quizás sirviera de pila bautismal en los tiempos de la cristianización del imperio. Entraban bajando la escalera siendo romanos y salían siendo cristianos por la otra.

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Junto al templo se levantaba un gran edificio porticado usado como vivienda. La parte principal correspondía a una casa romana tipo domus, perteneciente a la clase adinerada. Es una característica casa de atrio o patio central a la que se accede por un pasillo o fauces con estancias a ambos lados. Junto a la domus, compartiendo la fachada, se encuentra una ínsula o bloque de viviendas, para personas de menor poder adquisitivo. 

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Nos desplazamos unos 300 m. al oeste del foro y llegamos a otro conjunto de viviendas.

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En este lugar se encuentra la conocida como Domus del Rocadillo, de similares características constructivas y estructurales que la vivienda situada junto al templo. Emplazada en el cruce de dos calles enlosadas, el acceso se realizaba por medio de dos escalones que salvaban el desnivel de la calle. Se trata de una vivienda tipo domus, con numerosas habitaciones, atrio con aljibe y peristilo pavimentado con mosaicos, junto a ella se conservan tramos del viario romano.

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En una de las casas tras un pequeño vestíbulo, se dispone una amplia estancia bajo la cual se encuentra una gran cisterna con techo de triple bóveda destinada a almacenar agua de lluvia. Desde aquí se accede a otro tipo de estancias de tamaño y forma heterogénea. Las paredes se encontraban estucadas y policromadas en color rojo. Los pavimentos son del tipo opus signinum, un mortero con base de cal y arena reforzado con fragmentos de cerámica. El suelo de la habitación, de la derecha conserva fragmentos de un mosaico polícromo, cuyo dibujo parece indicar el espacio destinado al lecho, estando el resto decorado con complejos motivos espirales geométricos. Las restantes estancias abrían a un gran patio rectangular o perystilum, del que sólo se conserva parte del pasillo que lo rodeó en sus cuatro lados y de un estanque ornamental. El suelo del pasillo también se encontraba decorado con mosaicos.

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En todos los lugares donde los romanos creaban una ciudad, trazaban dos vías que eran perpendiculares a entre ellas, el Caro y el Decumano.

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Cercano al grupo de viviendas y a un nivel inferior encontramos la factoría de salazón. La industria pesquera tuvo una gran importancia en época romana. En las costas próximas al Estrecho de Gibraltar se estableció una poderosa área económica que se vio reflejada en la proliferación de factorías de salazón a partir del s. I a.C. 

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Carteia tuvo varias de estas industrias junto a la Bahía y a lo largo de la ribera del río Guadarranque. Las piletas de salazón eran los componentes comunes a todas las factorías. Los pescados, una vez limpios y eviscerados, se disponían en las piletas entre capas alternas de sal. En las factorías también se fabricaba la salsa garum, de gran prestigio gastronómico y elevado precio. El garum se usaba como condimento y se obtenía por la maceración de vísceras de pescado, mezcladas con hierbas aromáticas. Una vez elaboradas las salazones se envasaban en ánforas para su transporte y comercialización.

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Frente a nosotros se alza la Torre del Rocadillo, del s. XVI, mandada construir por Felipe II al ingeniero Juan Pedro Livadote para proteger a las poblaciones costeras frente a los piratas berberiscos del norte de África. Se alza sobre los restos de la muralla romana, desde la que se controlaba la desembocadura del río Guadarranque.

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La torre tiene unos 12 metros de altura, siendo la mitad inferior un cuerpo macizo. Sobre él se encuentra la cámara de guardia, a la que se llegaba por medio de una escalera. Se trata de una estancia abovedada en la que hay una chimenea de tiro vertical y una estrecha ventana desde la que se divisa la desembocadura del río Guadarranque. Rematan la parte superior de la torre, en sus cuatro lados, unos balcones defensivos o ladroneras.

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El acceso a la plataforma superior se realiza por una escalera de caracol parcialmente conservada. En esta terraza se encendían, ante cualquier peligro, las hogueras de aviso, con humo si era de día y con fuego si era de noche, cumpliendo así su función de torre almenara.

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Desde aquí podemos observar los restos de la muralla romana que rodeaba la ciudad y de un torreón exterior de forma cuadrangular integrado en la misma. La técnica constructiva y los materiales utilizados en el torreón indican que sus orígenes son de época púnica.

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Como todas las torres de vigilancia costera, se encuentra muy cerca del mar.

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Restos de la muralla romana.

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Durante la II Guerra Mundial (1939 - 1944) y en el marco del Plan de Defensa del Campo de Gibraltar, se construyeron desde el río Guadiaro hasta Conil cerca de 500 obras de fortificación militar. Se pretendía asegurar la zona del istmo de la Línea de la Concepción, así como sus flancos y el estrecho, para garantizar la integridad del territorio español frente a un hipotético ataque aliado desde Gibraltar.

En Carteia se construyeron tres búnkeres durante la II Guerra Mundial (26 siglos después) que nunca fueron utilizados en acción militar, aunque si estuvieron guarnecidos. 

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Uno de ellos ha sido musealizado y abierto al público. Se trata de un nido mixto de tres salas, equipado con ametralladoras y un cañón contracarro. Una de las salas de tiro ha sido fielmente recreada. En la sala central, la más grande, se reproduce tras la tronera el paisaje que podía observarse desde ella en los años 40 y se exponen varios útiles de guerra, planos y fotografías. La tercera sala ha sido despojada de su carácter militar y en ella se evocan aspectos socioculturales de la España de posguerra, con recursos gráficos y sonoros, desde una radio de la época.

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Fuente consultadas:

- Folleto informativo de la visita guiada
- Carteles informativos situados en el recinto del yacimiento

Visita guiada al Enclave Arqueológico de Carteia:

De miércoles a domingo, de 10:00 a 14:00 Salidas guiadas: 10:00, 11:00, 12:00 y 13:00 (duración 1 hora)

Entrada gratuita

Teléfonos: 956 908 030 - 600 143 014

carteia.aaiicc@juntadeandalucia.es











Lothar Bergmann

Lothar Bergman, descubridor del Arte Sureño. Otros lo siguieron pero a el se lo debemos todo.

https://www.prehistoriadelsur.com/2013/12/lothar-bergmann.html